Faber-Castell Ondoro

A veces las impresiones son engañosas, y eso es lo que me ha ocurrido a mí con esta estilográfica, la Faber-Castell Ondoro, que recibí como regalo de mis compañeros al dejar la empresa y que he tardado casi dos años en estrenar.

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Fundada como un taller de carpintería en 1761 por Kaspar Faber, Faber-Castell es una de las empresas alemanas de elementos de escritura más antiguas, aunque tengo entendido que sus inicios tuvieron más que ver con los lapiceros que con las estilográficas. En cualquier caso, es una de las empresas de este tipo que no ha cambiado de manos (parece ser que ya van por la octava generación) o sido absorbida por otra y externalizado su producción (que yo sepa). En cualquier caso, se trata de una empresa que yo conocía más por sus artículos de dibujo, afición a la que mi mujer es aficionada, pero mi primera toma de contacto con sus productos no podía haberme dejado mejores sensaciones.

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La Faber-Castell Ondoro puede encontrarse con cuerpo en resina (opción que sale mucho más económica) o en madera de roble ahumado como es el caso que nos ocupa. Reconozco que hasta el día de hoy era más de plumas metálicas y resinas, pero su tacto me ha parecido cálido y cómodo. Lo primero que nos encontramos es una caja de cartón.

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Al abrirla vemos otra caja que se abre con comodidad gracias a una pequeña cinta y en su interior encontramos la pluma y la documentación. Primera sorpresa ¿no incluye un cartucho?

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Por suerte, al proceder a su despiece básico, he visto con agrado que la pluma incluye un convertidor. En cualquier caso, por lo que recuerdo, las Faber-Castell admiten cartucho universal. Quizás no hubiera estado de más incluir uno, pero son una de las opciones más económicas y sencillas de adquirir.

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El proceso de rellenado es muy sencillo. Puede realizarse tanto sumergiendo el plumín en el tintero y accionando el émbolo o bien puede separarse sin mayor dificultad de la pluma tirando hacia atrás.

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He optado por la segunda opción que suele ser más limpia, aunque hay que andarse con ojo ya que al producirse la unión con el alimentador, es fácil que algo de tinta rebose hacia arriba (como en este caso), por lo que no conviene estar atento a los goterones.

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Su plumín es un «M» de acero muy suave y fluido. Aunque reconozco que su precio me parece bastante caro (incluso en sus versiones de resina), su desempeño es de los más agradables en todos los sentidos.

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La pluma escribe con fluidez de inmediato sin que el flujo se vea afectado lo más mínimo por la velocidad de escritura. Eso sí, es tirando a generosa, por lo que precisa de  un papel de calidad y es más apropiada para escribir cartas en la comodidad del hogar, que para tomar apuntes.

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Ya que esa cantidad de tinta traspasa el papel de una libreta escolar (haciendo poco recomendable el tomar apuntes por las dos caras) y es fácil que emborronemos el papel en caso de rozadura accidental de la escritura (algo que en clase suele ocurrir con demasiada frecuencia cuando se toman apuntes a toda pastilla).

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En cualquier caso, a pesar de que a primera vista no me gusto al parecerme un poco burda y ancha, ha resultado ser una excelente escritora. Mi mano aun no se ha acostumbrado a sus dimensiones, pero es mucho más cómoda de lo que puede parecer a simple vista, por lo menos a mí me ha sorprendido gratamente en ese sentido. Una gran pluma y no solo lo digo por sus dimensiones.

2 comentarios sobre “Faber-Castell Ondoro

  1. La verdad es que sí, su flujo es algo excesivo para uso estudiantil (por ejemplo para exámenes necesito flujos mucho más secos), pero para cartas es ideal, esta más o menos al nivel de los plumines (de acero) de Sailor… aunque sale bastante más cara.

    Un saludo.

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