En el pasado Parker fue una de las marcas más importantes con modelos legendarios como la Parker 51, quizás su obra cumbre. Por desgracia, poco a poco fue perdiendo terreno, en especial en los modelos de gama baja a los que ya dediqué una entrada hace un tiempo. Sin llegar al nivel de desempeño de sus mejores obras de antaño, las plumas que siguen produciéndose en Europa, parece que mantienen cierto nivel de calidad como la que hoy nos ocupa, se trata de la Parker Sonnet.
Diseñada por Geoff Hollinton a principios de los noventa, la Sonnet fue un intento de crear una estilográfica elegante, bonita y equilibrada. También apareció con gran cantidad de acabados y plumines, desde los más espartanos de acero (como el de la mía) a otros de oro rodiado (para los que tengan ganas y dinero).
Este modelo básico utiliza el típico estuche de aspecto discreto y funcional con la marca en la parte superior.
Al abrirlo encontramos la estilográfica, la documentación y cuando era nueva un cartucho. Tengo entendido que los modelos superiores suelen incluir convertidor (por lo que recuerdo no fue mi caso).
El despiece básico es el habitual. Los cartuchos Parker son exclusivos, tirando a caros y por sus dimensiones, no permiten almacenar uno de repuesto en el cuerpo, así que una vez más, recomiendo el uso de un convertidor.
El que utilizo funciona bastante bien y tiene la particularidad de contar con esta bolita de acero para «empujar la tinta» y de funcionar tirando hacia atrás de una pestaña lateral (ayuda bastante tener las uñas un poco largas para lograrlo).
Carga una buena cantidad de tinta, aunque menos de la que contiene un cartucho Parker, en cualquier caso reconozco que prefiero los alimentadores que funcionan a rosca.
Su plumín de acero es sencillo pero bonito. No es tan suave como los plumines de acero nipones o alemanes de marcas como (Pilot, Platinum, Sailor, Faber-Castell o Pelikan) aunque si es muy superior a los de las Parker de gama más baja como la I.M. o la Vector. En cualquier caso no tengo queja en ese sentido. Sin contar con un flujo tan generoso como los Pelikan, nos permite escribir sin problemas a doble página.
A pesar de contar con un diseño atractivo, las Sonnet cuentan con no pocos detractores, que la han acusado entre otras cosas de contar con un flujo irregular. En mi caso eso ocurre durante las dos o tres primeras líneas tras la recarga, normalizándose al cabo de un rato.
Su flujo aunque aparentemente generoso (sin llegar a los extremos de por ejemplo Pelikan) esta medido para permitirnos escribir a doble cara sin problemas, por lo que puede ser tanto una buena pluma para correspondencia, como para uso estudiantil.
Sus principales pegas son un capuchón que cierra a presión en lugar de a rosca (para algunos usuarios se trata de un detalle importante), uso de cartuchos exclusivos (que imposibilitan transportar otro de repuesto en el interior del cuerpo) y en general una relación calidad precio un tanto alta. Sin duda se trata de una pluma bonita, elegante y que escribe bien, pero hay opciones que me parecen mucho más interesantes en su rango de precio e incluso bastante por debajo.
Plumines y plumones, émbolos y pistones 